Chávez Bolivar-en eta Marx-en artean

Geraldina Colotti

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La rivoluzione bolivariana, oltreché il merito di aver rivitalizzato il sogno del Libertador prospettando una seconda indipendenza per la Patria Grande, ha avuto anche il merito di aver messo in dialogo il pensiero di Simon Bolivar con quello socialista. Un progetto di non facile ricezione, in Europa, neppure fra quelle aree della sinistra che avevano deciso di appoggiare Chávez, vincendo le reticenze dovute al suo essere militare.

Rimaneva, soprattutto in Italia, la memoria del tentativo effettuato da Mussolini e dagli storici fascisti di manipolare il significato del giuramento di Monte Sacro, compiuto nel 1805 dal Libertador nel luogo della prima secessione della plebe nella Roma Antica. In quel luogo simbolico, Bolivar, accompagnato dal maestro libertario Simon Rodriguez giurò di combattere per la libertà e l’indipendenza dell’America.

Concetti opposti a quelli del dittatore italiano, che considerava l’imperialismo “una legge eterna e immutabile della vita”, utile alla volontà di espansione di una razza superiore. Per questi pregressi, una parte dell’estrema destra italiana ha cercato di manipolare anche la figura di Chávez, fino alla sua scomparsa. Il Libertador non è però mai stato incluso nel panteon del socialismo europeo soprattutto a causa del noto ritratto di Karl Marx comparso agli inizi del 1858, trent’anni dopo la morte di Bolivar, nella New American Cyclopaedia.

Di fondo, c’è che Marx intendeva la questione coloniale all’interno della concezione materialistica dello sviluppo delle forze produttive, ancora immature nella società americana dell’epoca e in assenza di una borghesia che il proletariato industriale avrebbe potuto seppellire. Nello specifico, ci sono le fonti alle quali ha attinto l’autore del Capitale per stilare la voce d’enciclopedia, uno dei tanti lavori che faceva per sopravvivere.

Risulta che lesse anche le memorie del generale inglese John Miller nelle quali Bolivar appare in una luce positiva, ma le sue principali fonti provengono dalle testimonianze di alcuni compagni di Bolivar nella guerra di indipendenza, poi diventati suoi avversari, come il generale di origine svizzera Ducoudray-Holstein e la sua Histoire de Bolivar, terminata da Alphonse Viollet e pubblicata a Parigi nel 1831.

Il ritratto di Bolivar, costellato di errori biografici e definito poco rigoroso dallo stesso editore Charles Dana, dipinge il Libertador come dispotico e bonapartista. In quanto appartenente all’aristocrazia, le sue azioni risultano a Marx spinte dall’oppressione di classe, lontane dai principi indipendentisti e libertari che celebrerà nella voce sulla battaglia di Ayacucho, scritta per la stessa enciclopedia insieme a Engels. Un episodio definito come il trionfo delle forze rivoluzionarie e la distruzione definitiva dell’impero spagnolo. Gli stessi principi ribaditi da Marx in altri articoli contro l’intervento della Francia in Messico e nelle riflessioni su Cuba, Haiti e l’America Centrale, e in generale sulle società precapitalistiche.

Il testo di Marx su Bolivar venne riscoperto dal comunista argentino Anibal Ponce negli archivi dell’Istituto Marx-Engels-Lenin di Mosca e pubblicato per la prima volta in castigliano a Buenos Aires nel 1936, nella rivista Dialéctica. Nel 1959, la seconda edizione in russo reca una critica al giudizio su Bolivar in base alla parzialità delle fonti.

Una tesi ripresa e analizzata in vari saggi latinoamericani (tra gli ultimi, quello di Vladimir Acosta). Il 31 luglio del 1967, pochi mesi prima della morte del Che in Bolivia, si tenne all’Avana la conferenza dell’Organizzazione Latinoamericana di Solidarietà (OLAS) sui temi della Patria Grande, inaugurata da Fidel Castro sotto un gigantesco ritratto di Bolivar.

Come ci ha raccontato Maria Leon, dirigente comunista, femminista e ex guerrigliera, il cui padre fu un militare bolivariano che combatté con Cipriano Castro, dopo un lungo dibattito nel PCV di allora, su cui pesò la discussione sulle fonti illustrata da alcuni comunisti dell’Europa dell’est, nel 1983 il partito incluse Bolivar nel suo statuto.

Il Partito Comunista venezuelano è stato il primo partito che ha sostenuto la candidatura di Chavez”, ci ha detto Maria, ricordando con emozione una sua foto in piazza per appoggiare la ribellione civico-militare del 4 febbraio 1992.1


Espainierazko bertsioa: https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/02/27/venezuela-chavez-entre-marx-y-bolivar/

Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 27 de febrero de 2021.

La revolución bolivariana, además de tener el mérito de revitalizar el sueño del Libertador al vislumbrar una segunda independencia para la Patria Grande, también tuvo el mérito de haber puesto en diálogo el pensamiento de Simón Bolívar con el socialista. Un proyecto que no ha sido fácil de recibir, en Europa, ni siquiera entre aquellas áreas de izquierda que habían decidido apoyar a Chávez, superando las reticencias por ser militar.

El recuerdo del intento de Mussolini y los historiadores fascistas de manipular el significado del juramento de Monte Sacro, realizado en 1805 por el Libertador en el lugar de la primera secesión de la plebe en la Antigua Roma, permaneció, especialmente en Italia. En ese simbólico lugar, Bolívar, acompañado del maestro Simón Rodríguez, juró luchar por la libertad y la independencia de América.

Conceptos opuestos a los del dictador italiano, que consideraba al imperialismo «una ley de la vida, eterna e inmutable», útil para el deseo de expansión de una raza superior. Por estos pasados, una parte de la ultraderecha italiana también intentó manipular la figura de Chávez, hasta su muerte. El Libertador, sin embargo, nunca fue incluido en el panteón del socialismo europeo, sobre todo por el conocido retrato de Karl Marx que apareció en la New American Cyclopaedia a principios de 1858, treinta años después de la muerte de Bolívar.

Básicamente, es que Marx se refería a la cuestión colonial dentro de la concepción materialista del desarrollo de las fuerzas productivas, aún inmaduras en la sociedad americana de la época y en ausencia de una burguesía que el proletariado industrial pudiera enterrar. Concretamente, están las fuentes de las que se basó el autor de El Capital para escribir la entrada de la enciclopedia, una de las muchas obras que hizo para sobrevivir.

Parece que también leyó las memorias del general inglés John Miller en las que Bolívar aparece de manera positiva, pero sus principales fuentes provienen de los testimonios de algunos de los compañeros de Bolívar en la guerra de independencia, quienes luego se convirtieron en sus oponentes, como el general de origen suizo Ducoudray-Holstein y su Histoire de Bolivar, completado por Alphonse Viollet y publicado en París en 1831. El retrato de Bolívar, salpicado de errores biográficos y definido como poco riguroso por el mismo editor Charles Dana, representa al Libertador tan despótico y bonapartista.

Como miembro de la aristocracia, sus acciones aparecen a Marx impulsadas por la opresión de clase, lejos de los principios independentistas y libertarios que celebrará en la entrada sobre la batalla de Ayacucho, escrita para la misma enciclopedia junto a Engels. Un episodio definido como el triunfo de las fuerzas revolucionarias y la destrucción definitiva del imperio español. Los mismos principios reafirmados por Marx en otros artículos contra la intervención de Francia en México y en reflexiones sobre Cuba, Haití y Centroamérica, y en general sobre las sociedades precapitalistas.

El texto de Marx sobre Bolívar fue redescubierto por el comunista argentino Aníbal Ponce en los archivos del Instituto Marx-Engels-Lenin de Moscú y publicado por primera vez en castellano en Buenos Aires en 1936, en la revista Dialéctica. En 1959, la segunda edición en ruso trae una crítica al juicio de Bolívar sobre la base de la parcialidad de las fuentes.

Tesis retomada y analizada en varios ensayos latinoamericanos (entre los más recientes, el de Vladimir Acosta). El 31 de julio de 1967, pocos meses antes de la muerte del Che en Bolivia, se realizó en La Habana la conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) sobre los temas de la Patria Grande, inaugurada por Fidel Castro bajo un gigantesco retrato de Bolívar.

Como nos dijo María León, cuyo padre era un militar bolivariano que luchó con Cipriano Castro, luego de un largo debate en el PCV de la época, sobre el cual pesó la discusión sobre las fuentes ilustradas por algunos comunistas de Europa del Este, en 1983 el partido incluía a Bolívar en su estatuto. “El nuestro fue el primer partido que apoyó la candidatura de Chávez”, nos dijo María, recordando con emoción una foto suya en la plaza para apoyar la rebelión cívico-militar del 4 Febrero 1992.

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