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Luismi UHARTE

Un país en bancarrota y colonizado

(https://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2018-02-24/hemeroteca_articles/un-pais-en-bancarrota-y-colonizado)

Puerto Rico, el último país del continente americano de habla castellana pendiente de independizarse, se encuentra sumergido en una crisis económica descomunal, donde se combinan bancarrota, deuda impagable y una absoluta falta de soberanía económica.

El volumen de la deuda es de tal magnitud que «la deuda ya no es un problema político, es un problema matemático, y no sepuede pagar»

El presente análisis pretende desentrañar las razones históricas y contemporáneas de la catastrófica situación actual del país.

Coloniaje español y yanqui. La presente crisis no se puede entender sin tener en cuenta el legado de más de 500 años de colonialismo español y estadounidense, como nos señalan diferentes economistas del país. Los cuatro siglos de colonia española, hasta 1898, no van a culminar con la independencia, como sí sucedió en Cuba, ya que EEUU se apropiará del país e impondrá un modelo de latifundios de caña de azúcar por toda la isla. La devaluación forzada de la moneda portorriqueña (el peso) permitirá que latifundistas yanquis acaparen la mayoría de las tierras y se proletarice una gran masa de campesinos en condiciones de gran explotación, señala Iván Rodríguez, economista de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

Entre finales de los años 30 y principios de los 40, EEUU sustituye el modelo agrícola-cañero por otro de corte industrial y militar. En primer lugar, en el marco de la II Guerra Mundial Roosevelt decide convertir a la isla en un territorio con fines militares. Se instalan bases y se construyen infraestructuras (carreteras, etc) al servicio de estas.

Paralelamente, se impulsa la industrialización bajo un modelo caracterizado por la atracción de empresas extranjeras, a las que se prometía exenciones fiscales, mano de obra barata y mínimos controles ambientales, según Marta Jiménez, economista de la UPR.

De cualquier manera, reconoce Rodríguez, la industrialización trajo aspectos positivos, ya que Puerto Rico pasó de ser un país empobrecido, donde las masas apenas trabajan seis meses al año en la caña, a un territorio industrial, con salarios más altos y mejores condiciones de vida. A esto hay que agregar la inversión en salud pública y educación y el inicio de los programas de asistencia social a los más pobres. Jiménez recuerda que el objetivo de EEUU era que Puerto Rico fuera «la vitrina del Caribe», un ejemplo para América Latina, una alternativa al «peligro comunista».

El político autóctono encargado de liderar este proceso fue Luis Muñoz Marín, gobernador durante 16 años (1948-1964) de la «neocolonia», oficialmente denominada desde 1952 «Estado Libre Asociado» (ELA). José Alameda, catedrático de Economía y consultor, recuerda que Muñoz Marín fue pionero en el endeudamiento del país y que incluso se jactaba de esto cuando repetía con sorna en sus discursos: «¿A qué se debe el progreso? ¡A qué se debe!».

Alameda indica que a fines de los sesenta se impulsa con fuerza un nuevo sector: la industria petroquímica. La importación de petróleo barato venezolano permite refinar el crudo en la isla y su posterior exportación a EEUU. El boom duró poco debido a la crisis de los 70 que disparó los precios, terminando así con la rentabilidad del sector.

Boom farmacéutico. Esto obliga a buscar nuevos nichos de negocio, que van a ser ahora la electrónica y sobre todo las farmacéuticas. De cualquier manera, los principios del modelo siguen siendo los mismos: atracción de empresas con exenciones contributivas. El Gobierno estadounidense aprueba la Sección 936 del Código de Rentas Internas, que en síntesis era una medida fiscal para facilitar la implantación de sus empresas farmacéuticas, y, paralelamente, para promover el negocio bancario. Alameda recuerda que a Puerto Rico le llamaron «la capital mundial de las farmacéuticas». Jiménez señala que la ley permitía que las empresas depositaran sus ganancias en bancos portorriqueños durante diez años y luego poder repatriarlas sin pagar impuestos. En este contexto de fuerte liquidez financiera, los bancos comenzaron a realizar grandes préstamos al sector inmobiliario y a la ciudadanía en general, por lo que en poco tiempo la deuda acumulada fue notable. Se promovió vivir a crédito, otorgando incluso deducciones fiscales a todo aquel que comprara bajo esta modalidad.

Rodríguez puntualiza que era un sector que no generaba un gran volumen de empleo, por lo que los programas de asistencia social tuvieron que ampliarse. Es la época en la que se inicia la alternancia entre los dos partidos dominantes al servicio de la colonia, el Partido Popular Democrático (PPD) fundado por el citado Muñoz Marín, y el Partido Nuevo Progresista (PNP) de orientación claramente anexionista. Tantos unos como otros, fueron creando cada vez más agencias estatales para premiar el clientelismo creciente.

Desde finales de los ochenta y, sobre todo, en los noventa se impulsan las medidas neoliberales más drásticas. Alejandro Torres, abogado y profesor de derecho laboral de la UPR, señala que en primera instancia se crea el «Consejo estratégico de Planificación» con el fin expreso de privatizar un buen número de empresas públicas. Posteriormente, a lo largo de la última década del siglo se desmantela paulatinamente la «legislación de protección laboral». A su vez, se suprimen también las leyes de protección de los pequeños negocios locales.

Es la etapa de la llegada masiva de las grandes superficies comerciales estadounidenses y la desaparición progresiva del comercio autóctono, recuerda Jiménez. De nuevo, la condición colonial de Puerto Rico se evidenció en la denuncia del gigante farmacéutico Walgreens, que llevó al Tribunal Federal de EEUU su «derecho» al libre comercio y ganó la batalla. En poco tiempo, indica Rodríguez, la mitad de las farmacias locales del país desaparecieron.

El colofón de todo esto fue la privatización del sistema de salud (que había sido público, a diferencia del estadounidense). Para la población más empobrecida se inventó una tarjeta de salud para que pudieran acceder a las clínicas privadas. Esto aumentó el gasto sanitario de manera desproporcional y hoy día la gobernación tiene una importante deuda con este sector lucrativo, alerta Rodríguez.

De la 936 a la crisis de la deuda. En 1996, el partido anexionista PNP propone a Clinton que suprima la Sección 936, creyendo así que facilitaría a medio plazo la conversión de Puerto Rico en un nuevo estado de la Unión. Se aprueba un desmontaje progresivo durante una década (1996-2006).

Lo que ocurre a partir de 2006, según Alameda, es que tras el fin de las ventajas impositivas, un buen número de empresas se van, incrementándose el desempleo. A esto hay que agregarle una deuda creciente, por lo que se inicia una etapa de grave recesión.

Ante la crisis fiscal, el Departamento de Hacienda creó el IVU (Impuestos sobre Ventas y Uso), un impuesto al consumo para recaudar dinero de manera desesperada. Sin embargo, el incremento de la deuda continuó hasta terminar estallando. Todos los investigadores consultados coinciden en que se emitió deuda de manera inconstitucional. Alameda recuerda que la Constitución portorriqueña no permite emitir deuda por encima de «un 15% de los recaudos de Hacienda», pero los gobernantes no lo cumplieron. De hecho, crearon una «corporación virtual» llamada COFINA para seguir emitiendo deuda por otra vía. Lo más preocupante, agrega el catedrático, es que la deuda anterior se utilizaba para inversiones, para «mover la economía», mientras que la nueva «se usa para pagar salarios», por lo que no genera más riqueza y su monto se dispara.

Parte de la deuda está relacionada, según Rodríguez, con obra pública que terminó costando mucho más de lo presupuestado. El caso del tren urbano de la capital del país, San Juan, es paradigmático, ya que finalmente el gasto se triplicó. Además, Jiménez denuncia que encima se rescató a la banca y a las empresas constructoras. Todo esto ha llevado a que la deuda sea similar al 100% del PIB. De hecho es muy superior, afirma Rodríguez, ya que a esta hay que agregarle la deuda generada en los planes de pensiones, cifrada en unos 50.000 millones de dólares. El volumen es de tal magnitud, que como sentencia Alameda, «la deuda no es un problema político, es un problema matemático, y no se puede pagar».

¿Estado Libre Asociado? Frente a la bancarrota del país, a mediados de 2016 el Congreso de EEUU aprueba la ley PROMESA (Puerto Rico Oversight Management and Economic Stability Act). La consecuencia más dramática en términos de soberanía, según Torres, es que dicha norma impone una Junta de Control Fiscal que tiene poderes económicos por encima de la Gobernación y el Parlamento portorriqueño. El objetivo fundamental de dicha Junta será priorizar el pago de la deuda a los acreedores.

Alameda precisa que la Junta de Control Fiscal está compuesta por siete miembros de los partidos demócrata y republicano, nombrados por el Congreso estadounidense. Es la instancia máxima para administrar el presupuesto nacional de Puerto Rico y la que ha impuesto recortes para garantizar el pago de la deuda: la reducción de un 10% del salario de los empleados públicos, la supresión de la paga de fin de año y el recorte de las pensiones. En síntesis, la Junta es «la agencia de cobro de los acreedores y si nos tienen que reventar para garantizarles el pago, nos reventarán», afirma categórico Torres.

El carácter colonial de la relación entre Washington y la isla caribeña se muestra por tanto ahora sin filtros. Frente a la actual bancarrota nacional, Alameda indica que «no tenemos ley de quiebra porque somos colonia; hicimos una ley de quiebra local pero fue impugnada por los bonistas en la Corte Federal» y finalmente suspendida.

Paralelamente, la represión antisindical se ha incrementado sustancialmente en la última década, ya que para frenar huelgas obreras amenazan reiteradamente a los sindicatos con quitarles la «certificación» (su estatus legal), denuncia Luis Pedraza, dirigente sindical. Actualmente, hay muchos convenios laborales suspendidos y un incremento de la precariedad laboral, apunta Pedraza.

La válvula de escape, como lo ha sido de manera recurrente desde el inicio de la colonia, es la emigración hacia EEUU, recuerda Rodríguez. Torres estima que entre 350.000 y 400.000 compatriotas se han visto obligados a emigrar. Para un país de poco más de tres millones y medio de habitantes esa es una cifra alarmante.

La reflexión que nos transmite la vicepresidenta del Partido Independentista Portorriqueño (PIP), Lourdes Santiago, es muy clarificadora: «La deuda es un gran problema pero el mayor problema es que el país no tiene un proyecto de desarrollo, y no lo tendrá bajo la colonia».

Irtenbiderako ikus, besteak beste, ondokoak:

Puerto Rico zorretan

Puerto Rico: irtenbiderako bideaz hitz bi

Puerto Rico: mandangaren banderadunaren paradisua?

Ikus, azken linkean ondoko lanak:

(i) Bernie Sanders to unveil a $146 billion1Marshall Plan’ for Puerto Rico2

(ii) Puerto Rico eta lan bermea
The policy experiment that might just save Puerto Rico

Jeff Spross3

Zorra eta Mosler bonoak4

Mosler Bonds are designed to be sufficiently attractive to private investors and ensure the funding of government at very low rates of interest. They’re identical to existing municipal bonds, with one exception. The “default clause” in the bond indenture is replaced by the following statement: “In the event of non payment, principal and interest, which continues to accrue, [the bond] can be used for the payment of taxes to the government.”

In the event of non-payment, investors are not dependent on payments from the government for debt repayment—instead, they’re compensated by reductions of tax payments. Mosler Bonds function as interest-bearing government tax credits. The elimination of default risk dramatically lowers interest rates. They can be used to immediately fund payments of interest and principal on existing debt. Banks and other investors will compete for Mosler Bonds, thereby driving down the interest rate for Bulgaria. The government can issue Mosler Bonds at low rates of interest and fund its public corporations at the same yield. Mosler Bonds are not a substitute for monetary sovereignty, but they’re the smartest funding scheme for currency user governments.

Azken irtenbidea:

  1. Autodeterminazio-eskubidea martxan jartzea

  2. Erreferendum baten bidez Independentzia lortzea

  3. Dolarretik irtetea eta moneta propioa erabiltzen hastea

  4. DTM aplikatzea

Gogoratu, mutatis mutandis: Euskoaren sormena, hutsetik

Prest al daude Puerto Ricokoak?


Amerikar bilioi bat = mila milioi europar.

 

Iruzkinak (1)

  • joseba

    Segida:

    Retos y oportunidades del movimiento independentista

    (https://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2018-02-25/hemeroteca_articles/retos-y-oportunidades-del-movimiento-independentista)

    El objetivo del análisis es reflexionar en torno al futuro del independentismo, poniendo en valor su trayectoria histórica y señalando las dificultades para materializar su proyecto ante un adversario que, como recuerda Lourdes Santiago, vicepresidenta del PIP, es «el imperio más poderoso de la historia».

    Los anexionistas sufren un «síndrome del amor no correspondido». La cruda realidad es que EEUU nunca aceptará a Puerto Rico como nuevo Estado de la Unión

    El eufemísticamente denominado Estado Libre Asociado de Puerto Rico se enfrenta en el siglo XXI al reto de superar su condición colonial, barajando sobre la mesa tres opciones políticas: el mantenimiento del actual status y/o su mejora, la anexión a Estados Unidos como el 51 Estado de la Unión, o la conversión en un Estado realmente independiente.

    La primera opción la sigue defendiendo medio siglo después el Partido Popular Democrático (PPD), mientras que la segunda es la promesa del derechista Partido Nuevo Progresista (PNP). La última, la promueven el Partido Independentista Portorriqueño (PIP) y un abanico de diversas organizaciones sociales y políticas no electorales.

    Primera etapa de la colonización. La independencia de la América Latina continental trajo como consecuencia la huida y el asentamiento de un sector de la elite colonial española en Puerto Rico y Cuba. España convirtió a sus islas del Caribe en un bunker de resistencia, retrasando los procesos independentistas. Los movimientos soberanistas cubano y portorriqueño se articularon desde el principio, alzándose simultáneamente en 1868. Sin embargo, mientras el «Grito de Yara» cubano fue el pistoletazo de salida para la posterior independencia 30 años después (1998), el «Grito de Lares» fue sofocado en poco tiempo, evidenciando la mayor fragilidad del movimiento independentista portorriqueño.

    La derrota española frente a EEUU trajo como consecuencia la entrega de Puerto Rico en 1898 como botín de guerra. Dos años después, el Congreso estadounidense aprobó la Ley Foraker, que legalizaba su posesión de la isla, la ponía bajo su control legislativo y dejaba en manos de la Casa Blanca la designación de un gobernador. En 1917, la Ley Jones otorga la ciudadanía estadounidense a los residentes en la isla, entre otras razones para frenar el posible auge del independentismo. Además, se amenaza con suprimir el acceso «preferente» al mercado norteamericano si se promueve la independencia.

    En la década del los veinte surge el Partido Nacionalista de Puerto Rico que, de la mano de su líder, Pedro Albizu, articula la oposición a EEUU. Alejandro Torres, abogado y profesor de derecho laboral de la Universidad de Puerto Rico (UPR), destaca la habilidad de Albizu para insertar al partido en el movimiento obrero, sustituyendo en la vanguardia al Partido Socialista, que era anexionista. La mítica huelga de los trabajadores de la caña fue dirigida por el Partido Nacionalista y por Albizu. Es un momento clave, agrega Torres, porque Albizu articula el «nacionalismo antimperialista con la ideología proletaria».

    A partir de ahí Washington redefine su estrategia para intentar frenar el auge nacionalista, combinando la represión con asistencia económica. Por un lado, según Fernando Martín, expresidente y exsenador del PIP, Estados Unidos «le declara la guerra al nacionalismo», lo que implica persecución, prisión e incluso asesinatos de independentistas.

    La masacre de Ponce de 1937, en la que la policía colonial masacró a una veintena de militantes nacionalistas, es el símbolo represivo de una época. Por otro lado, el mismo Gobierno de Roosevelt que mata y bautiza a Puerto Rico como «Gibraltar del Caribe», crea los primeros programas de asistencia social y promueve la industrialización del país.

    La estrategia de Washington se completa con la cooptación del Partido Popular Democrático (PPD) y de su carismático líder Luis Muñoz Marín. Lourdes Santiago recuerda que el PPD en sus orígenes (1938) albergaba un sector independentista y tenía posiciones muy progresistas (su lema era «Pan, Tierra y Libertad»). Pero en 1945, en el marco del inicio de la guerra fría, los yanquis consiguen cooptar el PPD, que termina expulsando a los nacionalistas. Muñoz Marín se convirtió, como dijo Neruda en un poema que le dedicó, en el «traidor», el «chófer del whisky norteamericano».

    La estrategia del palo y la zanahoria tiene otros dos episodios significativos, ya que por un lado en 1944 EEUU permite por primera vez que la ciudadanía portorriqueña elija directamente a su gobernador, pero por otro lado, en 1948, impone la «Ley Mordaza», que castigaba con cárcel la mera defensa discursiva de la independencia, lo cual llevó a prisión por enésima vez a Pedro Albizu.

    A pesar de todo esto, el recién creado Partido Independentista Portorriqueño (PIP) (1946), queda en segundo lugar en las elecciones parlamentarias de 1948. El rechazo a la vía electoral y la apuesta por la vía armada del Partido Nacionalista había impulsado la creación del PIP.

    El Estado Libre Asociado (ELA). A fines de los cuarenta, la recién creada ONU exige que se inicie un proceso de descolonización en todo el mundo, lo que obliga a EEUU a reinventar su modelo de dominación sobre Puerto Rico, sacando de la chistera la propuesta del Estado Libre Asociado popularmente conocido como ELA. Martín señala que con el ELA –proclamado en 1952– se permite redactar una Constitución portorriqueña, pero el poder supremo sigue en manos del congreso de los EEUU.

    Además, los sectores clave continúan bajo control yanqui: aduanas, telecomunicaciones, moneda, comercio exterior, inmigración y relaciones laborales. Se impone incluso el servicio militar obligatorio.

    Para denunciar la farsa que suponía el ELA, en 1954 cuatro activistas portorriqueños asaltaron con armas el Congreso de EEUU en una mítica acción de propaganda armada.

    Rafael Cancel, uno de estos activistas y expreso político independentista que pasó 25 años en cárceles estadounidenses, no se arrepiente de aquel hecho y afirma que sirvió para «desenmascarar la mentira» que representaba el Estado Libre Asociado.

    La represión posterior contra el independentismo fue feroz, recuerda Cancel. En su caso, no olvida las deplorables condiciones y el alejamiento en las cárceles estadounidenses. Él y sus compañeros salieron un cuarto de siglo después –a pesar de que la condena era a cadena perpetua– gracias al canje que Fidel Castro hizo con Carter en 1979.

    Hubo miles de detenidos, y Washington puso en marcha la práctica del «carpeteo», la apertura de expedientes (carpetas) secretos a toda persona relacionada con el independentismo, para hacerle un seguimiento policial exhaustivo. Más de 100.000 personas tuvieron su «carpeta» abierta y sufrieron represión explícita y sutil (imposibilidad de trabajar en muchos lugares, no acceso a ayudas sociales…), denuncia Wilma Reverón, copresidenta del MINH (Movimiento Independentista Nacional Hostosiano).

    De hecho, el «carpeteo» fue paralelo a los programas de beneficencia social: «Si eras independentista represión, pero si te portabas bien, accedías a los fondos federales», puntualiza la vicepresidenta del PIP.

    Ante esta situación, en los setenta y ochenta diversos sectores independentistas apostaron por la lucha armada, destacando grupos como Los Macheteros y las FALN (Fuerzas Armadas de Liberación Nacional). Paralelamente, el independentismo se volcó en el movimiento popular en defensa del medio ambiente (contra las petroquímicas, contra la minería…). Iván Rodríguez, profesor de la UPR, recuerda que al principio el independentismo reclamaba que la explotación minera estuviera bajo control nacional y no yanqui, y luego la toma de conciencia ecológica les llevó a oponerse totalmente al proyecto. Una lucha que, por cierto, se ganó.

    Los «estadistas». El desgaste del modelo ELA permitió que el PNP y su propuesta de promover la anexión a EEUU tomara cierta fuerza. Sin embargo, en la práctica, las cuatro consultas (1993, 1998, 2012, 2017) realizadas fueron un fracaso, porque como agudamente apunta Julio Murientes, catedrático de Ciencias Sociales de la UPR, los anexionistas sufren un «síndrome de amor no correspondido». La «cruda» realidad es que EEUU nunca aceptará a Puerto Rico como nuevo Estado de la Unión.

    El independentismo en el siglo XXI. La actual estructura organizativa del independentismo es muy heterogénea, destacando tres variables: por un lado, la existencia de un partido electoral, el PIP, con una representación muy minoritaria en el Parlamento (menos de un 5%); por otro lado, la presencia de diferentes partidos y movimientos políticos no electorales, entre los que destacan el citado MINH, el Frente Socialista y el histórico Partido Nacionalista; por último, una fuerte presencia de militancia independentista en los movimientos sociales.

    Un componente sociológico muy relevante que todas las personas entrevistadas destacan es que a pesar de la baja representación parlamentaria, el sentimiento nacionalista en la población es muy superior. Murientes destaca la pasión nacionalista que los y las deportistas portorriqueñas provocan en competiciones internacionales y el fuerte vínculo emocional con la bandera nacional portorriqueña.

    Santiago, por su parte, resalta la resistencia al aprendizaje del inglés, después de 120 años de colonia yanqui. Mientras en Arizona y Nuevo México aprendieron inglés en tres décadas, en Puerto Rico ha sido imposible después de un siglo, apunta José Alameda, profesor universitario en Mayagüez.

    Otro aspecto relevante es el gran respeto ciudadano hacia la militancia independentista. Torres asegura que «mucha gente no independentista prefiere un abogado independentista porque sabe que no se va a vender. Ven al independentismo como una fuerza moral, con una alta ética». La vicepresidenta del PIP subraya que a la vez que se fue reduciendo el apoyo electoral, «continuó aumentando nuestro prestigio», porque «somos asociados con la honestidad y con la defensa de causas justas, nos ven como gente que vamos a dar la cara». De hecho, en las luchas comunitarias la militancia independentista es mayoritaria y se han logrado importantes victorias, como por ejemplo el cierre de la base militar yanqui en Vieques en 2003.

    La clave, reconoce Santiago, es que EEUU logró inyectar en un gran parte de la población el miedo a la independencia. «Amenazan con que nos convertiremos en otro Haití», además de repetir de manera reiterada que «somos un país pequeño con pocos recursos». Para Alejandro Torres, el error ha sido que hemos invitado a la gente «a subir al avión, pero no le hemos garantizado un paracaídas». La clave es que «hay que garantizarles que la calidad de vida va a ser superior en la independencia». La actual crisis económica aparece, por tanto, como una gran oportunidad para el crecimiento del movimiento independentista portorriqueño.

    Proposamenak? Hitzak besterik ez!

    Irakur Mosler-en proposamenak, dolarra erabiliz (goian aipatuak).

    Bestela, moneta propioa: Euskoaren sormena, hutsetik (https://www.unibertsitatea.net/blogak/heterodoxia/2016/10/18/euskoaren-sormena-hutsetik/)

Utzi erantzuna

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